49. En el Camino de los Conquistadores
24 de junio de 2014 - Desde el mar, todavía se logra ver pequeñas secciones de una impecable costa donde se puede imaginar lo que los conquistadores vieron al llegar a la orilla oeste de Florida hace casi 500 años.
Buscando esa vista única, desde el canal intercostal cerca de St. Petersburg, Florida, descubrí la semana pasada que todavía se puede desembarcar en el mismo lugar donde Pánfilo de Narváez comenzó su exploración de Norteamérica en 1528. Un pequeño parque costero, flanqueado de hermosas casas, todavía marca el sitio que “lanzó la primera exploración de hombres blancos en el continente de Norteamérica”, informa un letrero. Se llama Jungle Prada de Narvaez Park (el Parque Selva Prada de Narváez), y queda en San Petersburg. Se puede guiar hasta allí, pero llegar por agua, dándose cuenta que la Bahía de Tampa es poco profunda y difícil para la navegación de grandes embarcaciones, y viendo las densas, pantanosas manglares a lo largo de la orilla, ayuda a visualizar las dificultades con que los exploradores españoles se encontraron. En una rápida embarcación de 22 pies, con una tecnología mucho más avanzada que las de las carabelas del Siglo 16, mi amigo Steve Rater condujo la expedición en esta etapa de mi Gran Gira por la Historia Hispanoamericana en búsqueda de nuestra oculta herencia hispana. Fue una manera inusual de comenzar el viaje a través del país, pero nos dio una perspectiva más completa de lo que los conquistadores encontraron. Durante este viaje, mi misión es exponer los parques, monumentos, exhibiciones, marcadores y muchas otros sitios históricos donde la herencia hispana está profundamente arraigada pero muchas veces escondida frente de nuestros propios ojos. En la costa oeste de Florida, mientras los turistas disfrutan de la belleza de las blancas playas y hermosos atardeceres, casi nadie se toma el tiempo para explorar la abundante historia del área. Pero aquí es donde varias expediciones españolas hicieron su primer contacto con Norteamérica y lanzaron sus grandes exploraciones. Se escucha tanto de Juan Ponce de León, San Agustín y lo que ocurrió en la costa este de Florida que solemos olvidar los eventos históricos en el otro lado de la península y los sitios históricos que todavía están allí. Así que avanzando con mi propia expedición — y tomando notas y fotos para muchas futuras columnas — la próxima parada lógica tenia que ser Bradenton, Florida, donde el Servicio de Parques Nacionales reconoce el lugar donde la expedición de Hernando de Soto hizo su primer campamento. En el parque Monumento Conmemorativo Nacional de Soto, los visitantes encuentran fascinantes exposiciones, una lección de historia por video y oportunidades de ponerse el casco y armadura de un soldado español. Y después de obtener una educación de todas las exposiciones, puedes ir por parte del Camino de la Expedición de De Soto, un sendero de 1.2 kilómetros que te lleva por un prístino bosque de manglares y a la orilla del Rio Manatee. Según dice un marcador allí, “El abundante manglar y el bosque cubrieron una vez mucho de la costa de la Bahía de Tampa y presentaba un obstáculo casi impenetrable para la expedición De Soto”, denota un marcador ahí. “Estos mismo bosques proporcionaron refugio, alimento y una barrera protectora para los indígnenos de Florida”. Cortando por los manglares, De Soto y sus 600 hombres tardaron como tres meses para alcanzar Anhaica, la aldea principal de los Apalachee donde batallaron con los nativos y permanecieron por el invierno. Pero mi a amigo Gustavo y yo solo tardamos menos de cinco horas — principalmente en carreteras que ahora siguen el camino de de Soto — hasta llegar a un marcador del actual Tallahassee, donde arqueólogos encontraron a Anhaica en 1987 y donde activistas comunitarios ahora están trabajando para crear un parque de atracciones para conmemorar la “Primera Navidad de América”, sin duda celebrada aquí en 1539. Aunque viajar en Florida ha mejorado considerablemente en los últimos 500 años, Gustavo y yo estamos constantemente asombrados del vasto terreno que estos hombres cubrieron principalmente a pie mientras arreaban cerdos, caballos, perros de guerra y luchaban contra los indígnenos que se interponían en su camino. Pero su viaje se entiende mejor al visitar el Museo de Historia de Florida en Tallahassee y su maravillosa exhibición “Forever Changed” (Cambiado para Siempre), que muestra como la exploración española cambió el mundo. Como parte de esta exposición, se puede entrar a una carabela,y pararse al lado de realísticas figuras de cera representando los conquistadores que jugaron papeles vitales en la exploración de Norteamérica, incluso Juan Ortiz y Estevanico, dos sobrevivientes de la expedición Narváez. Ortiz fue capturado por indígenas de Florida y vivió con ellos por 11 años hasta que se alisto con la expedición de Soto en 1539, y sirvió como su intérprete. Estevanico era un esclavo negro, nacido en Moroco, que atravesó Norteamérica con Alvar Núñez Cabeza de Vaca y consiguió reunirse con las fuerzas españolas en lo que hoy es México. Fue asesinado por los indios Zuni en 1539, cuando sirvió como guía para la expedición de Fray Marcos de Niza en el actual Nuevo México. No hay fotos o imágenes de estos dos hombres. Sabemos que existieron pero nadie sabe como realmente lucían. Y sin embargo han sido tan imaginativamente recreados para esta exhibición, que uno se quiere sacar una foto con ellos. Y lo mismo sucede en la Misión San Luis, otra impresionante atracción en Tallahassee, donde los visitantes obtienen una buena idea de cómo era la vida en una misión española en Norteamérica a principios del siglo 17. Pero, en San Luis, las figuras históricas son representadas por personas reales, o por “interpretes de historia viva”, que recrean la vida como existía desde 1656 hasta 1704. Durante ese tiempo, Misión San Luis era la capital oeste de España en la Florida, con el mayor número de colonos europeos fuera de San Augustine. "En San Luis, los españoles y Apalaches (que se convirtieron a catolicismo) se juntaron y formaron una comunidad como ninguna otra en la Florida del Siglo 17”, de acuerdo a la literatura exhibida allí. "Investigamos y estudiamos a esta gente que realmente existió aquí y después los caracterizamos”, dijo Arnold Román Laboy, un intérprete de la historia viva que juega el papel de un marinero mercante, Don Diego de Florencia. Y fue Don Diego que me enseñó la manera correcta de posar para fotografías al lado de un cañón español. ´Fue fantástico! Laboy dijo que aunque mucho de los visitantes a la misión son hispanos, la mayoría expresan choque al descubrir el lugar. “Me dicen, ‘He vivido en Tallahassee toda mi vida, y no sabia que esto estaba aquí”. ´Como sigo diciendo, a veces nuestra herencia hispana esta oculta en frente de nuestros ojos! En la columna de la próxima semana: Vamos a remar en el mismo arroyo donde los hombres de Narváez fueron masacrados, donde Ortiz fue capturado por los indígenas y donde Cabeza de Vaca y Estevanico escaparon la muerte. Traducido al español por Susana Hayward |
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